Si vives con un gato, seguramente lo habrás visto emocionarse como un cachorro la primera vez que le das un juguete nuevo. Salta, corre, lo zarandea por toda la casa… y dos días después, el objeto en cuestión pasa a formar parte del mobiliario, ignorado como si nunca hubiera existido. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué lo que ayer era una «presa» irresistible hoy ni siquiera merece una mirada?
Lejos de tratarse de capricho o desinterés, este cambio de actitud tiene una explicación perfectamente lógica… al menos desde el punto de vista de un cazador profesional como es tu gato.
El instinto no se toma vacaciones
Aunque tu gato tenga comedero automático y duerma en el sofá, sigue siendo un depredador nato. Su juego está estrechamente vinculado a la caza: practicar emboscadas, acechar, abalanzarse, morder, derribar… Todo esto forma parte de una secuencia instintiva profundamente arraigada. Y como ocurre con cualquier comportamiento instintivo, necesita de estímulos adecuados para activarse.
Aquí entra en juego (nunca mejor dicho) el diseño del juguete.

El problema de los juguetes indestructibles
En un estudio de 2002, Sarah Hall y sus colaboradores observaron el comportamiento de gatos adultos frente a un mismo objeto repetido en varias sesiones de juego. Los resultados fueron claros: la motivación por el objeto disminuyó notablemente tras sólo tres sesiones. Sin embargo, cuando se introdujo una variante del mismo objeto con un color distinto, la conducta de juego se reactivó. La conclusión es que los gatos no pierden interés en jugar, sino que se habitúan rápidamente a estímulos inalterables.
Este fenómeno, llamado habituación, es un proceso natural mediante el cual los animales dejan de responder a un estímulo repetido e irrelevante (aquí nuestro artículo al respecto). ¿Y qué hay más repetido e irrelevante que un ratoncito de goma rosa que no cambia, no cruje, no se desmonta ni se despeina jamás?
¿Y si el juguete se comportara como una presa de verdad?
Aquí viene la parte interesante. Durante una caza real, la presa se mueve, se defiende, emite sonidos y cambia físicamente a medida que avanza el encuentro. Este dinamismo proporciona al gato estímulos renovados que mantienen su atención y le indican que su conducta tiene efecto. Si el juguete permanece siempre igual, rompe la lógica del sistema motivacional felino.
Además, cada presa en la naturaleza es ligeramente distinta: su olor, tamaño, velocidad, color, forma de escapar… Esa variabilidad individual hace que cada lance de caza sea una experiencia nueva. Cazar siempre el mismo ratón de peluche, con la misma cara feliz, es tan antinatural como ver la misma película una y otra vez esperando un final diferente.

Entonces, ¿qué tipo de juguetes necesita tu gato?
Simplemente necesita juguetes que:
- Cambien o se degraden con el uso.
- Se puedan morder, despeluchar, aplastar.
- Puedan romperse o deshacerse parcialmente, generando pequeños cambios visibles y táctiles.
- Sean suficientemente diversos, incluso aunque se parezcan entre sí.
Esto no quiere decir que debamos ofrecerles objetos peligrosos o desechables sin control, sino crear o elegir juguetes con vida útil, no eterna. A veces, lo más atractivo para un gato no es lo que dura años, sino lo que puede cazar, transformar y, por qué no, destruir con orgullo felino.
Por eso, en casa tejemos juguetes
En nuestro caso, muchas de las «presas» con las que juegan nuestros gatos están hechas a mano, con lana de algodón y técnica de ganchillo. No porque seamos especialmente manitas (aunque con práctica todo se mejora), sino porque este tipo de juguetes:
- Son suaves y seguros.
- Se deforman, huelen distinto con el uso y se pueden personalizar.
- Ofrecen justo ese punto de variabilidad y fragilidad que tanto engancha a los felinos.
Además, tienen la ventaja de que, cuando están algo destrozados, se pueden rehacer o transformar en algo nuevo.
¿Y si quieres uno para tu gato?
Si te gusta la idea y quieres probar con un juguete artesanal, te animamos a fabricarlo con tus propias manos, y, si las manualidades no son para ti, también puedes escribirnos. No tenemos un catálogo sofisticado ni una tienda online con filtros por color, pero nos encanta hacer pequeñas piezas a medida, pensadas para gatos de verdad y no para estanterías de supermercado.
Porque si algo hemos aprendido, es que el mejor juguete para un gato no es el más bonito, sino el que puede cazar de verdad.

Referencias:
- Hall, S. [Sarah], Bradshaw, J. [John], Robinson, I. [Ian]. (2002). Object play in adult domestic cats: the roles of habituation and disinhibition. Applied Animal Behavior Science (79, 3, 263-271). Enlace al artículo
- Strickler, B. [Beth], Shull, E. [Elizabeth]. (2014). An owner survey of toys, activities, and behavior problems in indoor cats. Journal of Veterinary Behavior (9, 5; 207-214). Enlace al artículo