Aún recuerdo el pez que me enganchó a la acuariofilia. Fue un pequeño Carassius auratus, “ganado” en una feria. El típico pez dorado (también llamado goldfish), de esos que regalaban en las tómbolas y que no vivían más de una noche después de llegar a casa, por puro desconocimiento sobre su manutención.
Aquel pez, sin embargo, vivió unos cuantos años. Le llamaba Elliot, fue “gratis”, pero invertí mucho en él y en su entorno. Pasó de un mísero tupper a un acuario de 20 litros, luego a otro de 40, 80… y finalmente a un tanque de 150 litros con un par de compañeros, plantas naturales y comida para peces de verdad. Cuántas cosas se pueden aprender de un simple pez. Pero ese no es el tema de este artículo… ¿o sí?
El recuerdo de Elliot volvió a mi mente hace un par de semanas, cuando vi esta noticia. A continuación tienes la traducción del texto:
Científicos enseñaron goldfish a conducir – y resulta que lo hacen bastante bien.
Después de entrenar a los peces para conducir, científicos israelíes han descubierto que los goldfish son capaces de navegar en tierra.
El equipo de la Universidad Ben-Gurion desarrolló un FOV (vehículo pilotado por pez, por sus siglas en inglés). El vehículo robótico está equipado con lidar, una tecnología de detección remota que utiliza luz láser pulsada para recopilar datos sobre la ubicación del vehículo en el suelo y la de los peces dentro de un tanque de agua.
Un ordenador, cámara, motores eléctricos y omni-ruedas otorgan al pez el control del vehículo.
“Sorprendentemente, a los peces no les lleva demasiado tiempo aprender cómo conducir el vehículo. Al principio están confusos. No saben qué está ocurriendo pero muy pronto se dan cuenta de que hay una correlación entre su movimiento y el movimiento de la máquina en la que están”, dijo el investigador Shachar Givon.
En el estudio participaron 6 goldfish, recibiendo cada uno 10 sesiones de conducción. Cada vez que uno de ellos alcanzaba un objetivo establecido por los investigadores, era recompensado con comida.
Y algunos goldfish eran mejores conductores que otros.
“Había muy buenos peces que lo hacían excelentemente y había peces mediocres que demostraban tener control sobre el vehículo pero eran menos competentes en su conducción”, dijo el biólogo y neurocientífico Ronen Segev.
Demostrando que un pez tiene la capacidad cognitiva para navegar fuera de su medio acuático natural, podemos expandir el conocimiento científico sobre las habilidades básicas de navegación.
“Los humanos pensamos que somos muy especiales y que los peces son primitivos, pero esto no es correcto”, dijo Segev. “Hay otras criaturas muy importantes y muy resolutivas”.
Este tipo de noticias podrían considerarse un “zasca” para todos aquellos que creen que el aprendizaje y la complejidad cognitiva están reservados únicamente a las mal llamadas especies “superiores”.
Por ello, y más allá del descubrimiento sobre las habilidades de navegación fuera del ambiente nativo, estas investigaciones son muy interesantes y pueden aportar algo más de luz sobre las capacidades cognitivas de diversos grupos animales menos conocidos y estudiados.