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Comportamientos afiliativos

No te preocupes, que no voy a intentar que te afilies a ningún grupo. Hoy vengo a hablarte esas conductas que favorecen la cohesión y el vínculo entre individuos, o como me gusta llamarlos, los “vamos a querernos”.

Los afiliativos constituyen un tipo de comportamiento social, y son sumamente importantes en animales sociales (aunque no exclusivos). Gracias a ellos, se establecen las relaciones entre los individuos de un grupo, y de forma global el grupo se cohesiona y se asegura su supervivencia. Esto es muy importante, porque una de las desventajas de la vida en grupo supone entre sus integrantes un aumento de la competencia por los recursos, lo que lleva a la aparición de conflictos y posibles agresiones. Tanto la conducta afiliativa como la comunicación agonística reducen la aparición de estas agresiones. Sí, has leído bien, la comunicación agonística también reduce las agresiones, pero hoy nos centraremos sólo en las afiliativas.

Juego social

El juego implica simulación de situaciones sociales que, en un contexto real, podrían fácilmente suponer un conflicto. En carnívoros son muy habituales los juegos que imitan la caza (acecho, emboscada, persecución, inmovilización del oponente…), normalmente se dan entre animales jóvenes y su función es la práctica de las técnicas que en el futuro le procurarán alimento. Sin embargo, también se puede dar en animales adultos, incluyendo los juegos de lucha, como una vía de cohesión social y reducción de conflictos. La forma de distinguir el juego de un conflicto real es que en el primero no hay daño físico, es satisfactorio en sí mismo (no persigue una finalidad concreta) y los roles (agresor-agredido, depredador-presa) se intercambian frecuentemente mientras dura la interacción.

Este tipo de juego favorece el desarrollo de herramientas sociales, ya que ayuda a establecer normas y límites, así como a identificar las capacidades propias. Por otro lado, el despliegue de estas conductas permite equivocarse y probar de nuevo, flexibilizando el comportamiento y preparando al individuo para potenciales situaciones desconocidas (Spinka et al., 2001).

Acicalamiento (Grooming)

“Ráscame la espalda, que no llego y me da gustito”. Además de la utilidad tanto placentera como práctica del acicalamiento mutuo (limpieza y desparasitación), el también llamado allogrooming contribuye al refuerzo del vínculo entre los individuos y a la actualización de alianzas y jerarquías. Incluso, en no pocas especies, se practica como forma de “reconciliación” tras un conflicto, reduciendo la tensión entre rivales.

El grupo de los primates es quizá el más y mejor estudiado para este comportamiento, dado que mediante el acicalamiento social se desarrollan y mantienen intrincadas relaciones, que cobran gran importancia cuando el grupo es muy numeroso. Sin embargo, el allogrooming está descrito en no pocos grupos animales, incluyendo a los insectos sociales.

Acercamiento / proximidad

Como dicta la lógica, cada uno tiende a acercarse y a dejar acercarse a aquellos con quien tiene una buena relación, y a su vez, la proximidad física entre individuos fomenta y mantiene el vínculo entre ellos. Aquello de “ten cerca a tus amigos, y aún más cerca a tus enemigos” no funciona en este ámbito. Gestionar la distancia individual es muy importante en el mundo animal para mantenerse seguro, y dejar que otros se mantengan cerca es una señal de confianza considerable.

Contacto físico

Si “estar cerca” constituye un comportamiento afiliativo, tener y mantener contacto físico es el rey de la proximidad. Dormir juntos, abrazarse y besarse son las conductas más comunes, aunque suelen estar relacionadas con matices diferentes.

Si antes decía que permitir la proximidad espacial de otro (en vigilia) tiene mucho valor, estar en contacto directo con alguien mientras duermes significa que sientes total seguridad y nada de tensión a su lado. Si convives con varios animales y quieres ponderar su nivel de afiliación, uno de los indicativos estrella es observar cuánta distancia hay entre ellos mientras duermen. Si esta distancia es cero, con casi total seguridad forman parte del mismo grupo social.

El contacto físico como interacción social en realidad es un indicador de pertenencia grupal en cualquier contexto no agonístico. Es un tema, nuevamente, muy estudiado en primates, en los que acciones como abrazarse o besarse se consideran importantes para mantener las relaciones sociales, aunque podemos encontrar ejemplos en otros grupos, como el roce de aletas en delfines y ballenas piloto.

Compartir recursos y actividades

Este es un tema delicado, porque en muchos animales sociales las experiencias previas juegan en contra, pero en líneas generales se considera que dos o más individuos que comen o comparten recursos sin tensión están desplegando un comportamiento afiliativo. Esto no es altruismo propiamente dicho, porque no implica la cesión del recurso, sino hacer uso de él de forma simultánea y relajada, sin estrés.

Dicho de otra manera, realizar actividades juntos o de forma simultánea se considera una forma de interacción social. A los humanos esto nos resulta de lo más cotidiano; piensa en las cosas que haces con tus amigos, pareja o familia (conductas afiliativas, ni más ni menos): ir al cine, comer/cenar, bailar, pasear o hacer deporte… Pues no es algo exclusivo de nuestra especie (casi nada lo es). Por poner un ejemplo exótico, el significado social sería muy parecido al de la natación grupal y buceo sincronizado de los cetáceos.

Te he contado que estos comportamientos se dan entre individuos, y de forma general nos referimos a individuos de la misma especie (afiliativos intraespecíficos) que forman parte del mismo grupo. Sin embargo, es perfectamente posible (y de hecho muy habitual, especialmente en animales domésticos) que se den conductas de afiliación entre individuos de especies diferentes (comportamientos interespecíficos). Estos comportamientos, eso sí, serán llevados a cabo en la manera típica de cada especie. El grooming (o allogrooming) tiene el mismo significado independientemente de la especie de la que hablemos, pero la forma de llevarlo a cabo cambia: los primates “despiojan” con sus manos, mientras que las psitácidas lo hacen con su pico, y los carnívoros con su lengua. Aquí entra en juego el esfuerzo comunicativo que hace cada uno, para ser entendido y entender la intención del otro. Por ejemplo, el lamido será mejor entendido por perros y gatos que por humanos. Por otro lado, los abrazos típicos de primate para la mayoría de las mascotas pueden resultar aversivos, por lo que definitivamente los humanos debemos hacer un esfuerzo extra para mejorar nuestra comunicación con ellos.


Fuentes:

  • Artículo: «Important role of dominance in allogrooming behaviour in beef cattle». (RadkaŠárová, Anke KristinaGutmann, MarekŠpinka, IlonaStěhulová, ChristophWinckler. Applied animal behaviour science, 2016, Vol.181, p.41-48).
  • Artículo: «Grooming down the hierarchy: allogrooming in captive brown capuchin monkeys, Cebus apella«. (Lisa A Parr, Megan D Matheson, Irwin S Bernstein, Frans B M de Waal. Animal behaviour, 1997, Vol.54 (2), p.361-367).
  • Artículo: «Conditional allogrooming in the herb-field mouse». (Stopka, Pavel ; Graciasová, Romana. Behavioral ecology, 2001, Vol.12 (5), p.584-589).
  • Artículo: «How do you measure pleasure? A discussion about intrinsic costs and benefits in primate allogrooming». (Russell, Yvan I ; Phelps, Steve. Biology & philosophy, 2013, Vol.28 (6), p.1005-1020).
  • Artículo: «Social functions of allogrooming in cooperatively breeding meerkats». (Kutsukake, Nobuyuki ; Clutton-Brock, Tim H. Animal behaviour, 2006, Vol.72 (5), p.1059-1068).
  • Libro: «The cognitive animal: empirical and theoretical perspective on animal cognition». (Allen, Colin, editor.; Bekoff, Marc, editor.; Burghardt, Gordon M. 2002).
  • Artículo: «Body contact and synchronous diving in long-finned pilot whales». (Aoki, Kagari ; Sakai, Mai ; Miller, Patrick J.O ; Visser, Fleur ; Sato, Katsufumi. Behavioural processes, 2013, Vol.99, p.12-20).
  • Libro: «Etología adaptativa. El comportamiento como producto de la selección natural». (Juan Carranza. Ed. UCOPress, 2016).
  • Artículo: «Flipper rubbing reciprocity and partner choice in common bottlenose dolphins». (Yamamoto, Chisato; Ishibashi, Toshiaki. Journal of ethology, 2021, Vol.40 (1), p.49-59).

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