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Habituación

En ciertos aspectos educativos o de adiestramiento, muchas veces la habituación es dejada de lado quizá por considerarse simple o pasiva, en favor de procesos aparentemente más interesantes y complejos como el condicionamiento instrumental o la imitación.

Puede ser cierto que la habituación es uno de los procesos más simples de aprendizaje, pero no menos importante. Es considerado el primero en aparecer, evolutivamente hablando, siendo crucial (junto con la sensibilización) para la supervivencia del individuo.

Pero, ¿en qué consiste la habituación? Sencillamente, es la disminución de la respuesta por parte del individuo, frente a la presentación repetida de un mismo estímulo, que no tiene consecuencias para el animal (es decir, no es ni beneficioso ni perjudicial). Así de simple.

Podríamos pensar que el hecho de no responder ante un estímulo sin consecuencias es una perogrullada, y su simplicidad hacernos caer en la trampa de creer que no afecta a la supervivencia del individuo. Pero sí afecta, y mucho. Igual que es importante huir, evitar o enfrentarse a un estímulo peligroso, también lo es no reaccionar ante estímulos que no lo son. ¿Te imaginas que una gacela huyera de los árboles, de los elefantes, de las cebras o de las sombras del suelo? Su sistema nervioso estaría tan sobreestimulado y sobrecargado, que no podría generar una huida eficaz ante un estímulo verdaderamente peligroso para su supervivencia (un guepardo, un cocodrilo en el agua o una manada de leonas). Así que más que importante, es crucial aprender a no reaccionar ante lo que no genera consecuencias.

Una maravillosa definición fue la propuesta por Nicholas J. Mackintosh, experto en psicología comparada, en 1987:

«La habituación es el filtro por el cual el organismo deja de atender a estimulación redundante de su ambiente para poderse concentrar en estímulos biológicamente significativos».

N. J. Mackintosh

Características de la habituación

  • La respuesta producida por el estímulo es específica del estímulo. Es decir, que yo me habitúe al sonido del tráfico por las mañanas no significa que esté habituada a la presencia de avispas en la piscina. Sin embargo, estímulos similares pueden generar habituación con más rapidez.
  • El estímulo debe ser repetitivo. La frecuencia con la que aparece el estímulo debe ser alta, en función del propio estímulo y las circunstancias en las que se presenta.
  • La intensidad del estímulo debe ser media/baja. Esto es clave para cumplir la premisa de que el estímulo no tiene una significación para el animal (ni perjudicial ni beneficioso). Si me como (conducta) un trozo de cartón (estímulo) y no me sabe a nada, dejaré de comerlo (disminución de la respuesta), ya que no me genera un beneficio (no sabe a chocolate) ni un perjuicio (sabe a hiel, me sensibilizo y genero una respuesta creciente de evitación).
  • La habituación varía con la edad y con la complejidad del estímulo. En general, a mayor edad más rápido es el proceso de habituación, aunque cuando existe degeneración neuronal el organismo puede ser más rígido a la hora de inhibir ciertas respuestas a estímulos. Además, según la edad un organismo puede encontrarse en diferentes etapas o fases de su ciclo biológico, por lo que los estímulos pueden influir de manera diferente en su comportamiento.
  • Puede ser diferente en distintas especies o individuos. La percepción de los estímulos es subjetiva, varía con la especie, pero también incluso de un individuo a otro, con lo que el proceso de habituación puede también llevarse a cabo de distintas maneras.
  • La habituación no afecta igual a todas las respuestas. Cuando la respuesta a un estímulo conlleva toda una secuencia encadenada de comportamientos, generalmente comienzan a extinguirse primero las partes finales de dicha secuencia.
Habituación al paso del tren (Ares)

¿Qué ocurre a nivel neuronal?

Aunque los mecanismos fisiológicos que explican estos cambios pueden resultar complejos, intentaremos explicarlos de una forma breve y sencilla. Los órganos sensitivos y las neuronas asociadas son los encargados de captar el estímulo. Cuando esto ocurre, la manera en que se transmite por el sistema nervioso hasta procesar la información y emitir una respuesta es a través de señales eléctricas, que pasan de una neurona a otra gracias a unas sustancias llamadas neurotransmisores.

Para que los neurotransmisores de una neurona se liberen y contacten con la neurona siguiente, es necesario que haya una entrada de iones de calcio (Ca2+). Lo que ocurre durante el proceso de habituación es que, a medida que se repite la estimulación, la entrada de Ca2+ es cada vez menor, por lo que se liberan cada vez menos neurotransmisores hasta que finalmente el impulso nervioso no se propaga y la neurona ni siquiera es estimulada.

Erik R. Randel, Arvid Carlsson y Paul Greenard recibieron en el año 2000 el Premio Nobel de Fisiología y Medicina por sus estudios sobre los procesos de habituación y sensibilización en el caracol Aplysia californica, gracias a los cuales podemos hacernos una idea bastante aproximada de cómo funcionan estos procesos. Aunque bien es verdad que en especies con sistemas nerviosos más complejos estos procesos pueden no ser exactamente iguales fisiológicamente hablando, al menos nos permite tener una base para conocer cómo se producen a un nivel más básico.

Adaptación sensorial y fatiga muscular

Existen dos procesos, que nada tienen que ver con el aprendizaje, confundidos muy a menudo con la habituación por su similitud con los comportamientos que producen (o que dejan de producir):

Adaptación sensorial

Cuando se presenta un estímulo repentino o excesivo (o ambas cosas a la vez), se reduce o anula la sensibilidad de los órganos encargados de captar dicho estímulo (los órganos sensoriales). Esta reducción de la sensibilidad al estímulo normalmente se recupera en un periodo breve de tiempo, y no afecta en nada ni a la capacidad física del individuo para reaccionar, ni de emitir respuesta ante dicho estímulo.

Un ejemplo típico es aquel en el que pasamos de una estancia iluminada a otra oscura; en un momento inicial no somos capaces de ver nada y necesitamos un poco de tiempo para que nuestros ojos se adapten a la nueva iluminación. El mismo ejemplo invertido también sería válido; cuando salimos de una estancia poco iluminada hacia el exterior en un día muy soleado; de repente nos sentimos cegados porque nuestros ojos no pueden adaptarse tan rápido a las nuevas condiciones lumínicas.

Fatiga muscular

Cuando hablamos de fatiga muscular sabemos que los órganos sensoriales son perfectamente capaces de captar el estímulo y el sistema nervioso de procesar y emitir una respuesta acorde. Sin embargo, los músculos encargados de llevar a cabo la conducta sencillamente no disponen de energía suficiente para realizarla, ya que han quedado agotados tras tener que repetir numerosas veces el mismo movimiento.

Los ejemplos para este caso son numerosísimos y fácilmente empatizables. Simplemente, pensemos en un momento en el que realizamos una actividad física intensa y repetida. Para mí fue hace unos días, transportando baldosas de hormigón para una obra en el jardín… mis ojos percibían (demasiado) bien las baldosas y el camino a seguir, y mi intención era transportarlas, pero llegó un momento en que, sencillamente, no podía coger ni una más sin descansar primero un rato.

De esta manera, y según dónde se produce el «bloqueo» en la emisión de la conducta final, podríamos resumir de forma muy superficial estos últimos conceptos en el siguiente esquema:

Propiedad: MarsiEtología
Propiedad: MarsiEtología

En conclusión, la habituación es un proceso que puede resultarnos tan simple como interesante, además de ser una herramienta imprescindible en la vida de los animales que muchas veces pasa desapercibida. ¿Qué ejemplos se os ocurren de procesos de habituación?


Fuentes y recursos adicionales:

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