Digo que Baikal es fiel no porque sea obediente, sino porque de alguna manera sabe leer mis intenciones y, a pesar de que necesito invadir su espacio con frecuencia, sigue eligiendo mi compañía.
Quería escribir sobre condicionamiento operante, llenar líneas explicando ciertos tecnicismos, pero una mirada a mi derecha, ahí donde duerme su siesta, basta para cambiar completamente de plan.
No puedo acallar los pensamientos que me surgen al observarlo, no puedo dejar de admirarlo, y por eso creo que es justo escribir sobre él, ahora que aún puedo disfrutar de su compañía.
Pronto cumplirá dos años, y lleva con nosotros desde sus cuatro meses de vida. Suelo decir que tener un cachorro en casa es muy trabajoso (normalmente utilizo otra palabra bastante más soez), y el caso de Baikal no iba a ser menos. Añadido al esfuerzo que requiere “educar” a un animal joven (especialmente un gato activo, inteligente y con carácter), Baikal ha padecido varios procesos de conjuntivitis desde que llegó a casa, y para completar el pack además su corazón tiene una anomalía congénita, lo que convierte en dudoso su pronóstico a largo plazo, requiriendo medicación diaria y de por vida.
Con todo ello, hace unos meses empezamos a recoger en forma de vínculo los frutos de ese esfuerzo. Hoy, en su enésima recaída por la conjuntivitis, necesito trastearle en los ojos unas diez veces al día para poder limpiarle y medicarle. Él no disfruta en absoluto de esta manipulación, y por supuesto no ofrece voluntariamente sus doloridos ojos abiertos de par en par para que le eche gotas, cremas, suero… que por descontado le molestan. No, por mucho que le explique (que lo hago, por inercia) que le incordio por su bien, él no puede entender más allá de una manipulación que resulta en desagrado, molestia e incluso dolor.
Pero aquí está. Él a mi lado y yo sin arañazos ni mordeduras. No porque me ame incondicionalmente, pero sí porque, de alguna manera, esta cercanía le da seguridad.
Así que sí, si lo haces bien, tener un cachorro requiere mucho esfuerzo y tiempo. Pero luego miras a tu lado, a tu gato fiel, y todo tiene sentido.